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El Cerro de La Popa, entre el deterioro y la restauración ambiental

Créditos
Jannys Castro e Isneiris Berrío
Cerro de la popa

Con 197 hectáreas y 148 metros sobre el nivel del mar, es uno de los lugares más emblemáticos de Cartagena. Su presente dista mucho de lo que fue en el pasado.

El cerro fue descubierto en 1510 por los españoles, quienes lo nombraron Cerro de la Galera, y a la cima, “La Popa de la Galera”. Sin embargo, su nombre cambió con el tiempo, ya que entre los años 1606 y 1611 llegó un religioso, Alonso de la Cruz Paredes, quien finalmente construyó el convento y remodeló lo que había en su cima; removiendo la estatua de la deidad que los indios y esclavos africanos adoraban en la época colonial, para poner en su lugar una pintura de la Virgen de La Candelaria.

Desde el año 1822 hasta 1963, el convento de La Popa dejó de ser habitado por los agustinos recoletos debido a la desamortización ordenada por las autoridades civiles. Transcurrido ese tiempo, los frailes lograron recuperar el monasterio; cuyo lugar siempre se ha conocido como el Santuario de la Virgen de La Candelaria, patrona de Cartagena, como aseguran sus fieles. Por otro lado, su imagen, que se encuentra en el retablo dorado de la capilla, es muy venerada por el pueblo Católico de la ciudad; incluso, el papa Juan Pablo II coronó canónicamente a la virgen el domingo 6 de julio de 1986, en su visita apostólica a Cartagena.

 

Historia colonial y la leyenda de La Popa

 

Alonso de la Cruz Paredes, religioso de la Orden de Agustinos Recoletos y procedente de Boyacá, tuvo un sueño en el que la Virgen Morena, virgen de La Candelaria, le reveló una misión: debía dirigirle un monasterio en lo más alto o en la cima de una ciudad costera. De este modo, el monje viajó hasta Cartagena y tomó posesión del cerro; derribando el ídolo de los indios y esclavos africanos, conocido como “Buziriaco” o “Cabro Urí”, que tenía apariencia de un macho cabrío. De modo que, tirando la estatua al vacío, pudo continuar en su misión de construir en la cima un altar para la virgen de la revelación. Es por esta razón que el sitio se conoce como el Salto del Cabrón.

 

Problemas ambientales

 

Actualmente, este lugar se ha visto afectado por una enorme crisis ambiental; la invasión de grandes grupos de personas ha deteriorado la naturaleza, exponiendo la zona a un grave peligro. Por tal motivo, el Establecimiento Público Ambiental (EPA) ha “tomado cartas en el asunto” y, por medio del diseño de proyectos y estrategias ambientales, decidió enfrentarse a esta problemática para mitigar, de una buena vez por todas, la contaminación.

Hoy en día la vegetación en La Popa es prácticamente escasa. Muchas especies de la fauna se han visto en la obligación de desplazarse a causa de la deforestación de su hábitat natural; de las 31 especies nativas de flora, la mayoría ya han desaparecido. En la actualidad, solo se observan insectos, reptiles y algunas aves.

 

Proyecto del Establecimiento Público Ambiental (EPA)

 

El pasado 26 de agosto del 2020, la organización empezó a ejecutar el plan para la recuperación de la reserva natural del cerro de La Popa. Fue de urgencia para el EPA intervenir en el cerro debido a que se venía incrementando la invasión ilegal e incontrolada de personas inmigrantes y en extrema pobreza. Esta práctica, además de ser la principal causante del deterioro de la zona, impulsó a que el EPA y la Alcaldía se unieran para llevar a cabo el Plan Maestro Ambiental, basado en los objetivos del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) del 2001, cuyo propósito es preservar y restaurar la fauna y flora que se han visto afectadas por las invasiones ilegales.

En la primera etapa se inspeccionaron los territorios a recuperar. Posteriormente, el EPA comenzó a desalojar a los habitantes de una zona con el apoyo de la Guardia Ambiental, la División Ambiental y la Policía Metropolitana. Con ello, logró despejar una gran área del cerro, sin embargo, al cabo de unas semanas ya se podían evidenciar nuevos asentamientos.

 

La versión del EPA

 

Alberto Ramírez, funcionario del EPA, cree que uno de los problemas más significativos del cerro tiene que ver con los asentamientos humanos de manera ilegal e insegura.

Alberto afirmó que, ciertamente, han sido las invasiones y las construcciones que han levantado y se han incrementado con el paso de los años las que, en gran medida, han tenido responsabilidad en el deterioro ambiental del cerro. “Eso es lo que genera la reforestación, el mal manejo de los residuos sólidos, las quemas, las talas y la pérdida de la capa vegetal”.

A medida que se avanza en el camino se puede observar la cantidad de viviendas que están construidas de manera aleatoria por la montaña. Algunas de estas viviendas están hechas de buen material y se ven en buen estado, mientras que otras están construidas a base de tablas o láminas de zinc, evidentemente, dejan a la vista el riesgo en el que se encuentran tanto los habitantes que pueden poblar esas viviendas como las personas a su alrededor.

Alberto reveló que, así como hay distintos tipos de viviendas, hay distintos tipos de situaciones. Así como en ese lugar habitan muchas personas de bajos recursos que se ven en la necesidad de invadir y construir para vivir; también hay otras que utilizan, a manera de negocio, las casas que se construyen ahí, “no las habitan ellos mismos, sino que las rentan”.

El funcionario comenta que entre las instituciones encargadas de la vigilancia del cerro, se están llevando a cabo ciertas medidas para la solución de este problema. Una de ellas es la reubicación de algunas de estas familias. Sin embargo, no es un tema sencillo ni algo que se pueda hacer de un día para otro.

Aseguró que se realizó un censo de las cuatro principales invasiones que existen en La Popa: La Bendición de Dios, Sector Kennedy, Sector de La Loma de Diablo (también conocido como el hoyo) y el Sector del Rosario. Están en proceso para trámite de petición de información formal a Gestión de Riego para saber cuántas familias viven exactamente en esos sectores y proceder a hacer el respectivo análisis, teniendo en cuenta que, actualmente, hay un déficit de más de cincuenta mil viviendas con Colvivienda, y que, en este momento, esa misma institución no cuenta con los recursos para brindar subsidios de arriendo a las personas que viven ahí en situación de riesgo y amenaza de erosión en masa.

Ese es un trabajo en conjunto que se hace en estos años, pero que viene dando resultados visibles de una reubicación digna a estas personas en un plazo aproximado de cinco años. Mientras eso sucede, el objetivo es trabajar día a día para tratar de frenar las invasiones.

Esta especie de misión está a cargo del Ecobloque, que es un grupo interinstitucional liderado por el Establecimiento Público Ambiental (EPA) y en el que participan entidades como la Policía Nacional, la Secretaría de Participación, la Guardia Ambiental, la Personería Distrital, Gestión de Riesgos de Desastre y la Alcaldía Local.

 

Avances en la recuperación ambiental

 

Otra medida que se está llevando son los operativos de restitución de espacio público, “para poder ir recuperando esas zonas que están invadidas y desmantelando dichas construcciones, y a la vez, recuperando el área que había sido invadida por medio de limpieza junto con las empresas de aseo, en este caso, Pacaribe”, explicó el funcionario.

¿Quién se encarga de acompañar y guiar en ese proceso de traslado? Alberto aseguró que esa reubicación “debe estar liderada por Corvivienda, para que esta entidad se encargue de llevar el proceso de la mejor manera”. Sin embargo, también afirmó que habrá otras situaciones en las que el proceso deberá estar liderado por la Oficina de Atención de Riesgo, cuando ésta “tenga la capacidad de poder dar subsidios de arriendo a las viviendas que estén en riesgo de erosión en masa”.

También es importante considerar esos casos en los que las personas tienen las viviendas como negocios y trabajar conjuntamente con las otras entidades, para que estos habitantes puedan salir de ahí y no tener que recurrir a instancias legales ni a los operativos antes mencionados.

Alberto comentó que EPA formuló un proyecto que se llama “Recuperación de áreas ambientalmente degradadas”. Este proyecto está enfocado en atender el cerro a través de tres metas del Plan de Desarrollo Distrital ‘Salvemos juntos a Cartagena 2020 – 2023’.

Con esto también se pretende recuperar el mayor número de áreas posibles del cerro y realizar operativos de restitución de espacio público y jornadas de limpieza. También cabe resaltar que, por medio de estas acciones, ya se han podido recuperar alrededor de unas cinco hectáreas, es decir, cincuenta mil metros cuadrados, dejando así un impacto positivo en trescientas familias, aproximadamente.

Este impacto consiste en la generación de conciencia ambiental, cuidado del medio ambiente y, por supuesto, disposición de los residuos sólidos.

De esta manera, también se han recuperado zonas en las que había invasiones, pero que no estaban habitadas. Alberto aclaró que hay que enfatizar también que, en este caso, el Establecimiento Público Ambiental puede, a través del Ecobloque, intervenir directamente al lugar cuando la vivienda no está habitada. Cuando están habitadas, ya hay una obligación de recurrir a los medios legales que debe liderar la Inspección de Policía, lo cual es un proceso mucho más demorado y complicado. En muchas ocasiones, estas casas que no son habitadas, son casas de madera, unas; otras son cambuches, y otras tantas podían funcionar como “ollas de droga”.

El objetivo que continúa para estas partes de la montaña que se han ido despejando, es la siembra de la mayor cantidad de árboles posibles. Lo cual, evidentemente, se lleva a cabo luego de que el EPA se encargue de realizar los estudios y análisis pertinentes.

 

Siembra de árboles

 

Para el crecimiento de esta barrera verde en el cerro de La Popa, ya se han ido sembrando unos 930 árboles del bosque seco tropical, entre ellos: almendros, roble, algunos frutales como guayaba, matarratón y otros que hacen parte de esta denominación de bosque seco tropical. Estas siembras se realizaron en los sectores de La Bendición de Dios y fueron llevadas a cabo por una entidad privada en alianza con el Establecimiento Público Ambiental.

Esta entidad privada también tiene la responsabilidad de garantizar el cuidado y mantenimiento de estos árboles durante un tiempo no menor a cinco años. Es importante también resaltar que aquí la comunidad también tiene un papel importante, puesto que muchos de ellos han tenido la oportunidad de ser contratados para prestar su mano de obra, lo cual es una clara invitación a también ser parte del reverdecimiento del cerro, causando de esta manera no solo un cambio ambiental, sino también un cambio social.

En estos casos de siembra masiva, el EPA se encarga de hacer los estudios del suelo para verificar qué tipo de árboles se pueden sembrar y las medidas que haya que tomar, mientras que la otra empresa aliada se encarga de realizar la siembra, el cuidado y el mantenimiento, “pero eso corre por recursos de la empresa”, dice.

 

Relación con el Monasterio

 

Es importante resaltar que, aunque el monasterio se encuentra en esa parte fundamental del cerro, las autoridades ambientales solo se encargan del cuidado y la preservación de la roca (El salto del Cabrón) sobre la que está construido este recinto. Es decir, ellos se encargan de supervisar lo que está alrededor sin intervenir evidentemente en las dinámicas del monasterio.

 

Nuevos planes con el Cerro

 

Alberto comentó acerca del Ecoparque, uno de los nuevos proyectos que busca poder construir un parque temático en el cerro de La Popa.

El objetivo es recuperar alrededor de nueve hectáreas que no han sido invadidas en el cerro y convertirlas en un parque ecoturístico para el beneficio de la comunidad. Según la visión, este Ecoparque contaría con ciclorrutas, senderos, miradores y zona comercial, en el que la gente de la comunidad pueda vender sus productos artesanales y autóctonos que les genere ingresos.

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