El pasado 12 de septiembre, en Cartagena de Indias, se levantó el uso del tapabocas. Los comerciantes esperan que las ventas mejoren con estas nuevas medidas.
En retrospectiva, el año 2020 fue sinónimo de incertidumbre y desesperación para la cartagenera Nayibis Alvarado Rodríguez. La llegada de la pandemia por COVID-19 a Colombia fue el factor principal que la llevó a cerrar su negocio de comidas temporalmente. Dicho local, fue la principal fuente de ingreso para su familia durante 18 años, sin embargo, por un largo periodo de tiempo dejó de serlo.
Alvarado tuvo que implementar nuevas estrategias de venta para generar ingresos, una de ellas fue la comida a domicilio, pero aun así los clientes que, usualmente le compraban, lo pensaban dos veces a la hora de adquirir los alimentos, pues temían que no se empleara tapabocas en la preparación de estos, por lo que padeció pérdidas económicas, y hasta el año en curso, las deudas aumentaron considerablemente en su hogar.
Miriam Palencia Ramos es otra comerciante que vivió en carne propia la dureza del aislamiento. Miriam costeó las carreras universitarias a sus tres hijos vendiendo bolis, como se le conoce en Cartagena a los jugos congelados, y se vio muy afectada durante la cuarentena, Por varios periodos de tiempo tuvo que suspender las ventas. Palencia asegura que sus consumidores no le compraban hasta que disminuyó el número de contagios en la ciudad y aumentó la población vacunada contra el virus.
El Departamento Administrativo Distrital de Salud de Cartagena (DADIS) dio a conocer que, en “El Corralito de Piedra”, se hacía oficial el levantamiento del uso de tapabocas en espacios cerrados y abiertos, debido a que el Ministerio de Salud y Protección Social había decretado nuevas medidas en los municipios y ciudades que tengan más de un 40% de vacunas de refuerzo.
A corte del 10 de septiembre de 2022, el DADIS reportó un total de 2.000.326 dosis aplicadas, discriminadas así: primeras dosis: 831.762, segundas dosis: 669.854, dosis únicas: 170.284 y dosis de refuerzo: 295.921.
El DADIS informó también las prevenciones que deberán cumplirse todavía en la ciudad, tales como el uso del tapaboca en los niños mayores de dos años en estaciones de transportes masivos, instituciones de salud, hogares geriátricos, estaciones terrestres, marítimas y fluviales.
En el caso de las personas que tienen cáncer, VIH, inmunosupresión y en especial trasplantes o comorbilidades, deberán usar el tapabocas obligatoriamente. En cuanto las visitas a ancianos y recién nacidos, también se necesita el uso de este para garantizar mayor seguridad.
Datos del DADIS demuestran altos porcentajes de cartageneros que presentan esquemas de vacunación completos contra el COVID-19.
El DADIS, además, mostró cómo va el esquema de vacunación en Cartagena de Indias: la primera dosis y la única la tienen un 98% de las personas, el esquema completo un 82%, y el refuerzo un 45%. En el caso de la señora Miriam Ramos, que cuenta con todas las dosis, espera que con estas nuevas cifras y medidas sus ventas aumenten.
“El levantamiento del tapabocas significa un adiós al COVID-19, y es un símbolo de que ya todo poco a poco regresa a la normalidad, porque en las noticias no se ven casi casos frecuentes de fallecimientos por este virus. Todos vuelven a sus vidas normales, y así las personas vuelven a confiar en vendedores como yo, de tal manera que adquirirán nuestros productos”, confiesa Ramos.
El pasado 12 de septiembre, los cartageneros comenzaron esta nueva etapa que le reactivará la economía a muchas pequeñas, medianas y grandes empresas que durante la pandemia tuvieron que cerrar. En la etapa más crítica del COVID, según la Cámara de Comercio de Cartagena, en la ciudad se cerraron 5.463 empresas.
El campo de la belleza también tuvo sus afectaciones. “Por fin estoy viendo la luz al final del túnel, tenía pocas clientas porque la gente con el tapabocas no necesitaba de tanto arreglo, y durante la época del COVID-19, atendía bastante poco”, sostiene Scarlett Ortega, una maquilladora profesional que debido a la pandemia por poco cierra su negocio. “Sin embargo, desde las nuevas medidas que se han tomado en los gobiernos locales y nacionales, las mujeres buscan invertir en su cuidado. Desde hace veinte semanas mi negocio empezó a prosperar, gracias a Dios”.
“El COVID fue mi mayor enemigo, me hizo cerrar mi página de ropa”, comentó Isabella Barrios Vazco, dueña de la tienda virtual Blue House, quien por pocas ventas tuvo que eliminar su tienda de las redes sociales, debido a que las personas no gastaban dinero en accesorios, camisas, pantalones o chaquetas.
Según el Departamento Nacional de Estadística (DANE), el número de personas ocupadas en la ciudad de Cartagena en el trimestre de septiembre – noviembre de 2020, la época más dura de la pandemia, fue de 406.000, inferior en 5 % al nivel de ocupación reportado en igual periodo de 2019. Esto significaba una reducción de 22.000 puestos de trabajo, principalmente, en los sectores de alojamiento y servicios de comida y transporte. El 76 % del empleo perdido se concentró en sólo dos sectores de la economía.
En el caso de doña Miriam, ella trata en lo posible de variar con nuevos sabores de bolis, para que el público vuelva a ser tan activo con las compras como lo era antes de la llegada del COVID-19. Sin embargo, actualmente la economía en la ciudad crece a cuentagotas. “Sé que puedo llegar a vender mucho más. Es una cuestión de tiempo y paciencia”, concluye.
Las autoridades locales invitan a que los ciudadanos completen los esquemas de vacunación y se dé buen uso de las vacunas que están próximas a vencerse. “De todos depende que se cumplan con los indicadores y que los biológicos lleguen a la población que los necesita”, cierra el boletín expedido por el DADIS.
