Por: Ph.D. Daniel Toro González, Vicerrector Académico de la UTB
El transporte público es una herramienta esencial para el desarrollo de una sociedad, las personas necesitan tener la capacidad de moverse por el territorio y pueden hacerlo de distintas maneras, en automóviles privados, en bicicleta, caminando, en transporte público, entre otras opciones. Sobre la elección del modo de transporte se ha demostrado, y cada vez lo vemos con mayor fuerza, que los modos de transporte más usados en ciudades como Cartagena, el automóvil y las motocicletas, generan problemas complejos como la congestión vial y la contaminación. Históricamente las ciudades han optado por dos caminos para desarrollarse: el primero es impulsar estos medios motorizados individuales o de uso particular y el segundo, es el uso de sistemas de transporte público que pueden tener muchas modalidades, desde el terrestre, hasta el acuático o vía cable, promoviendo el uso de buses, ferrocarriles, metros y tranvías. Ambos caminos tienen como resultado desarrollos urbanos muy diferenciados en extensión y densificación.
Luego de décadas de un desarrollo urbano con orientación privilegiada al automóvil, se ha identificado que la forma más eficiente de lograr ciudades incluyentes y sostenibles es privilegiando el transporte público y los modos activos antes que al automóvil y las motocicletas. El gran reto para lograr un sistema de transporte público eficiente, es lograr que la ciudad identifique e implemente la mejor opción (o combinación de opciones) para las características de la ciudad y lograr implementar un esquema de financiación sostenible, en la medida de lo posible, logrando subsidios cruzados entre modos de transporte, con miras a incentivar unos y desincentivar otros.
Tres preguntas claves para evaluar un sistema de transporte público en una ciudad:
1. ¿Quién puede usar el transporte público?
El transporte público debería ser incluyente, estar diseñado para todas las personas, en especial para aquellas con discapacidad y con necesidades especiales. En Cartagena, por ejemplo, Transcaribe brinda esa oportunidad de movilidad a personas con limitaciones y les permite apropiarse del territorio. Esto es muy consistente con las características de una ciudad desarrollada e incluyente.
2. ¿Cómo funciona el transporte público?
Un buen sistema integrado de transporte público debe dar cabida y estar articulado con otros modos activos de movilidad como por ejemplo la bicicletas públicas o particulares, modalidades acuáticas, otros modos de transporte y zonas peatonales que inviten a caminar. Esta articulación incide en las preferencias de las personas favoreciendo la elección de modos más sostenibles. En especial respecto del transporte público hay otros factores que también pueden jugar un papel importante en la decisión, por ejemplo, el costo promedio de un pasaje, la frecuencia de los vehículos y la disponibilidad de los mismos.
3. ¿El sistema se adapta a las necesidades puntuales del contexto de la ciudad?
El transporte debe adaptarse al territorio usando distintos medios y modos, en ese sentido, digamos que no hay una receta perfecta para que todas las ciudades lo copien. En Colombia hay ciudades como Medellín, en donde se han implementado avances interesantes en multimodalidad, esto es, incorporar distintos modos a su esquema de movilidad en la ciudad. En Cartagena, por ejemplo, es clave el transporte acuático, que es un medio de transporte con poco desarrollo asociado al transporte público en la ciudad.
El avance que ha tenido Cartagena en términos de transporte público ha sido muy importante en los últimos 10 años con la implementación de Transcaribe, y aunque estamos en un punto muy crítico porque el sistema está enfrentando unos problemas complejos, es clave en el desarrollo de la ciudad; el fortalecimiento de este sistema de transporte masivo es sin duda una apuesta de ciudad que nos debe llevar a articular distintos medios y modos de transporte, haciendo de Cartagena una ciudad sostenible en materia de transporte.