Por: Cherish Cantillo* y Bleidys Polo**
¿Te ha pasado que caes en el hábito de aplazar tus tareas una y otra vez inclusive sin darte cuenta? ¿has escuchado alguna vez sobre la procrastinación?
Procrastinar es aplazar, postergar[1] y modificar la fecha de inicio o finalización de una tarea una y otra vez. Como se diría coloquialmente, es “dejar para mañana lo que puedes hacer hoy”. Procrastinar también implica interrumpir o escapar de una actividad que ya habíamos iniciado aun cuando sabemos que con esa decisión generaremos un problema mayor. Esta situación es más común de lo que te imaginas y tiene una explicación.
Los seres humanos consideramos que el tiempo en el presente (“en el ahora”) es un recurso escaso y poco suficiente para cumplir con nuestras tareas. No obstante, solemos dejar las cosas para después (para mañana, pasado mañana, un mes o como promesa de año nuevo) porque estamos convencidos de que el tiempo es un recurso abundante en el futuro y podremos atender la totalidad de los compromisos[2], sobre todo cuando la tarea por realizar es aburrida o compleja. De allí que entre el 80% y el 95% de los estudiantes universitarios aplace el inicio o desarrollo de sus actividades en algún momento y el 75% se considere a sí mismo procrastinador.[3]
¿Cuáles son los principales motivos para procrastinar?
Los motivos para procrastinar pueden ser varios, pero los resumimos en dos principales:
- Las tareas por realizar son poco atractivas, ponen en evidencia las dificultades académicas o implican una recompensa tardía porque la actividad es a largo plazo
- La baja confianza en las capacidades o el deseo de hacer las cosas a la perfección que, a su vez, conllevan a la frustración cuando las cosas no salen bien.[4]
¿Qué puedo hacer para evitar la procrastinación?
Para disminuir la tendencia a la procrastinación necesitamos aprender a poner primero lo primero: a priorizar, a cuidar de los procesos para alcanzar nuestras metas y comprometernos para poner en acción nuestros planes. Este puede ser un camino que se asemeja a una montaña rusa: con muchos altibajos. De hecho, aunque aprendas estrategias para organizarte mejor, no empezarás a cumplir con todo a cabalidad de la noche a la mañana. En cambio, sí te será posible aumentar el nivel de cumplimiento de tus compromisos, motivarte para continuar en el camino escogido y asegurar pequeñas y grandes victorias.
Rutas posibles:
- Aprende a priorizar y elige qué hacer primero. Pon de primero en tu lista aquello que podría significar consecuencias graves e inmediatas en tu vida si dejas de hacerlo. Sé el/la arquitecto(a) de tu propio tiempo.
- Utiliza una técnica de enfoque que te permita trabajar en los tiempos de concentración y de descanso de forma organizada. Quizás te sea útil conocer la técnica Pomodoro.
- Ejecuta planes de implementación con la técnica de contraste mental: visualízate alcanzando los objetivos trazados e identifica los obstáculos y problemas que podrían surgir en el proceso. ¿Por qué? Así pasas del deseo o pensamiento hacia esa acción que necesita realizar gracias a un proceso llamado automatización[5].
Pensemos en una posible situación: Tienes una tarea importante por realizar. Para desarrollar un plan de implementación con la técnica de contraste mental debes analizar en qué momento la harás y qué actividad le antecede. Visualiza qué vas a hacer en caso de que se presente algún inconveniente que trunque el desarrollo de tu acción y verbaliza esa acción que llevarás a cabo. Ejemplo: “Cuando termine de almorzar, inmediatamente iré a terminar el proyecto. Si me dan ganas de revisar el celular, lo apagaré y buscaré el computador para ponerme a trabajar”.
Como bien lo comentamos arriba, sabemos que estas son propuestas, caminos posibles para ponerte en acción ante circunstancias difíciles. Definir una meta académica en términos de desempeño y aprendizaje precisa de un plan de la identificación de las estrategias adecuadas para aprender, del reconocimiento de que eres capaz de conseguirlo y trabajar en pro de ello. ¡Queremos acompañarte en este logro! Solicita una cita con nosotros aquí o asiste a nuestros talleres ¡Te esperamos!
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* Cherish Cantillo Ramos, Psicóloga egresada de la Universidad Tecnológica de Bolívar (UTB). Maestrante en Neuropsicología Clínica, Universidad Javeriana de Cali. Jefa del Centro de Cuidado Integral (QUID).
** Bleidys Polo García, Psicóloga egresada de la UTB, especialista en psicología clínica de la Universidad del Norte y magíster en Educación de la UTB. Coordinadora del programa Aprendiendo a Aprender del Centro de Excelencia Docente y de Apoyo al Aprendizaje (EXDA).
[1] Real Academia Española. Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [en línea] [25 de noviembre de 2022]disponible en https://dle.rae.es
[2] Ebert, J. & Prelec, D. (2007). The fragility of time: Time-insensitivity and valuation of the near and far future. Management Science, 53(9), 1423–1438.
[3] Steel, P. (2007). The nature of procrastination: A metaanalytic and theoretical review of quintessential self-regulatory failure. Psychological Bulletin, 133(1), 65-94. doi: 10.1037/0033-2909.133.1.65 [online] [24 de enero 2023]. Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/17201571/
[4] Arboleda, A.; Enríquez, D.; González, A. (2019). El Caso De La Administración De Tiempo En Los Estudiantes De La Universidad Icesi: Una Guía A Través De Una Investigación Cualitativa Estudios Gerenciales, Vol. 26, Núm. 114, enero-marzo, 2010, Pp. 191-209 Universidad Icesi Cali, Colombia. [online] [24 de enero 2023]. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=21218572009
[5] Cruz, A. y Sheffield, D. (2016). Contraste mental como técnica de cambio de comportamiento: un documento de protocolo de revisión sistemática de efectos, mediadores y moderadores en la salud. Revisiones sistemáticas, 5 (1), 201. [online] [25 de enero 2023] https://doi.org/10.1186/s13643-016-0382-6