El rendimiento académico de un o una estudiante depende de múltiples factores identificados en distintos estudios: institucionales, demográficos, sociales y personales.
Sobre estos últimos es importante enfatizar la pertinencia del bienestar psicológico, la autoestima y la motivación para la consecución de buenos resultados académicos, razón que explica la conveniencia de la inteligencia emocional.
¿Qué es la inteligencia emocional?
Cuando hablamos de inteligencia emocional hacemos referencia a nuestra habilidad para procesar la información que nos brindan las emociones. Tiene que ver con la capacidad para emplear estrategias que nos permitan manejar distintos estados emocionales procurando el logro de un bienestar personal y social.
Los y las estudiantes emocionalmente inteligentes cuentan con mayor autoestima, mayor apoyo social y mayor satisfacción interpersonal. Son, asimismo, menos propensos a comportamientos violentos o disruptivos. De igual forma, las investigaciones evidencian menos síntomas de ansiedad y depresión. En pocas palabras, mayor bienestar.
Esto quiere decir que cuentan con mayor preparación para hacer frente a situaciones tensionantes propias del proceso académico, por lo cual se les facilita el proceso de adaptación a la vida universitaria.
¿Cómo trabajar la inteligencia emocional?
Nunca es tarde para potenciar nuestra inteligencia emocional. Si bien ciertas personas tienen una mayor capacidad para reconocer y gestionar sus emociones, todos y todas podemos hacerlo. Para ello, te invitamos a nuestros talleres de Educación Emocional, desarrollados desde el Centro de Cuidado Integral (Quid), que hace parte de la Dirección de Ecosistema Universitario (ECO). Cada 15 días contamos con actividades orientadas al fortalecimiento en competencias socioemocionales. Para participar de ellos, puedes inscribirte aquí
Recomendaciones finales para favorecer el rendimiento académico a través de la inteligencia emocional
Te invitamos a realizar un ejercicio de introspección. Analiza qué aspectos personales y del entorno influyen en tu rendimiento académico. Identifica las emociones que surgen y acéptalas. Realiza luego una lista de aspectos de tu vida académicas o tareas que despiertan en ti las emociones ya reconocidas. Piensa en acciones específicas que piensas contribuyan a la resolución favorable de dichas tareas.