Por: Óscar Durán, profesor programa de Comunicación Social UTB
Los problemas del periodismo no se solucionan cerrando las escuelas o programas de formación de periodistas. Una buena alternativa es atreverse a experimentar y modificar los esquemas de enseñanza y aprendizaje de los futuros comunicadores y periodistas.
¿Deben desaparecer los programas y procesos de formación de periodistas?
Los críticos de la academia suelen encontrar munición suficiente para atacar a los procesos de formación, cuando los errores o deficiencias de algunos colegas justifican ese llamado. El obsoleto modelo de negocio de los medios, sumado a su incapacidad de reinvención y su poca creatividad para encontrar recursos para su financiación, han traído por estos días una excusa perfecta para decir que los programas, escuelas y facultades de periodismo deben desaparecer, al menos, como opciones de pregrado.
En los últimos tiempos han aumentado los despidos de periodistas y comunicadores de todo tipo de medios en Colombia, incluso, aquellos que son propiedad de magnates y empresarios que ven en el poder de la comunicación y en el control de la información un caballito de batalla estratégico en tiempos de polarización.
Es hora de modificar los procesos de formación de periodistas
Como periodista, pero también como académico, no tengo otra posibilidad distinta que ofrecer algunos elementos adicionales a este debate, reconociendo, eso sí, que los procesos de formación de periodistas en Colombia tienen varios defectos teóricos y prácticos, que muchos de ellos están desactualizados y que algunos tienen serios problemas de acceso a recursos tecnológicos.
Hay en el mercado un buen número de estudios e investigaciones que vienen dando pistas sobre los puntos a modificar en estos procesos académicos, la mayoría de directores o decanos están tomando nota sobre eso y están asumiendo la responsabilidad de ponerle el pecho a la crítica y construir o modificar lo que se está haciendo mal desde las aulas o talleres de clase. Existe autocrítica, por eso no creo que la solución al problema sea el cierre de los programas o la invitación a los jóvenes a no estudiar comunicación y periodismo.
Durante varios años, he venido investigando sobre los procesos de formación de periodistas en Colombia. Sobre esta experiencia, tengo algunos textos, artículos e iniciativas que entregan pistas sobre los cambios que deben hacerse desde las universidades o centros de estudios para mejorar los procesos de enseñanza en los futuros periodistas que la sociedad necesita.
Estas propuestas, a manera de reflexiones, no pretenden ser la única verdad sobre este tema, por el contrario, me aventuro a plantearlas para que sean sometidas a críticas o modificaciones, que tengan en cuenta otras miradas o contextos y que permitan alimentar el debate
Te puede interesar: Conoce el plan de estudios y las oportunidades para ser un profesional de la Comunicación Social en la UTB.
¿Cómo mejorar los procesos de enseñanza en los futuros periodistas?
1. Personalizar la educación
Cada individuo es único, como lo es su manera de abordar el conocimiento. La propuesta no busca nada distinto que aplicar la hipótesis de teóricos de la educación o de la psicología como Howard Gardner, en el sentido de que un individuo puede tener dificultades para desarrollar un pensamiento matemático, pero a través de la música o las destrezas introspectivas, puede hacer, inclusive, mejores apropiaciones de crecimiento.
El desafío educativo parece ser: o se ignoran las diferencias de los individuos y se supone que todas las mentes son iguales o, se asumen las diferencias como valor de aprendizaje. Una institución educativa centrada en el individuo, como se sugiere, tendría que ser rica en la evaluación de las capacidades y de las tendencias individuales; intentaría asociar individuos, no solo con áreas curriculares, sino con las formas particulares de impartir esas materias, y reafirmaría, además, que el propósito de la educación es lograr que las personas quieran hacer lo que deben hacer.
2. Intervenir la formación de manera temprana
La pregunta que surge es: ¿el comienzo de una carrera en periodismo es el primer semestre o los 16, 17 o 18 años de edad de los aprendices, cuando muchos de los elementos de la profesión deben estar ya aprehendidos? Lo más probable es que los nuevos buenos periodistas deambulen en las hojas volantes de un periódico escolar o, por qué no, en los relatos infantiles que amenizan las reuniones de casa. Allá debe encontrarlos el sistema educativo.
3. Estimular la libertaria capacidad creativa de los individuos
Esto llevaría también a abandonar los esquemas que operacionalizan las estructuras informativas, que no son efectivas por el esquema sino por la manera como transmiten el contenido y logran las reacciones. El periodismo debe encontrar a sus aprendices. Para ello deben confluir factores educativos, que comprometen integralmente a la academia, el individuo, la familia y el entorno.
En el marco de una libertad, se deben buscar procesos educacionales que rescaten el placer de la escritura periodística entre los aprendices del oficio, lo que sugiere que, definitivamente, esta no puede ser una carrera de imposiciones. El ideal es hacerlo siempre a la sombra del goce eterno.
4. Concentrarse en los talentos
La escuela, en general, como hemos visto, no hace muchos ejercicios de concentración. De hecho, relaciona a los alumnos como grupos de estudio y los forma y evalúa con idénticos raseros. ¿Qué pasaría si, en cambio, identificamos talentos y le hacemos el seguimiento necesario para que se hagan periodistas? El sistema debe gastar más recursos en las mentes excepcionales, sin perjuicio de la atención democrática al resto de la población.
5. Reconocer el rol de la familia
Esta es la actora determinante del sistema educativo, como acompañante de las vocaciones de los hijos. Una sola orden equivocada o una resistencia desmedida, habría sido suficiente para que muchos buenos periodistas desviaran el camino.
6. Precisar mentores adecuados
Esto tiene que ver con el sistema, pero también con el propio individuo. Hay que poner en el camino de los jóvenes a personas que inculquen inquietudes y afán por el descubrimiento permanente. Ya enrumbado en el oficio, un joven necesita toparse con maestros con vocación de enseñanza que muchas veces se derivaba de su propio ejemplo de vida.
7. Valorar la ética como recurso inherente al oficio
El hacer periodístico no podría estar desligado de la ética ni de los valores. Intrínseca e inevitablemente, la educación es una cuestión de valores y objetivos humanos. El asunto es que no es posible ni siquiera empezar a desarrollar un sistema educativo si no se tienen presentes las aptitudes y los conocimientos que se valoran y la clase de personas que se pretende formar cuando el proceso educativo formal llegue a su fin.
Lo que puede estar ocurriendo, desde esa perspectiva, es que el sistema reconozca la importancia de la ciencia y de la tecnología, pero no enseñe maneras científicas de pensar. Entender que la educación, intrínseca e inevitablemente, es una cuestión de valores éticos y objetivos humanos. No es posible ni siquiera empezar a desarrollar un nuevo sistema educativo en periodismo, si al lado de las naturales aptitudes y conocimientos que se valoran, no se tiene en cuenta la clase de personas que se van a formar.
8. Enseñar menos periodismo
Debemos decir, a partir de varias experiencias investigativas, que hay que enseñar menos periodismo desde el periodismo. Las ciencias humanas tienen mucho para aportarle a la mente de un aspirante a periodista. Cuentan los biógrafos de Julio Cortázar, que estando en París, un muchacho fastidioso se le acercó en varias ocasiones con el ruego de que le enseñara a escribir. Para quitárselo de encima, Cortázar le sugirió que se encerrara durante un año en una habitación sin escribir una sola sílaba. Al año, el muchacho se lo encontró y le dio un parte de victoria. “Si duraste un año sin escribir –le dijo el escritor- tienes que dedicarte a otra cosa”. Cuando “escribir es tu negocio, no puedes dejar de hacerlo. Nunca”, dijo alguna vez el periodista Juan Gossain. Ben Bradley, el emblemático editor del periódico The Washington Post, respondió a la pregunta de un inquieto reportero sobre cómo formar a los nuevos periodistas: “Póngalos a leer la obra completa de Shakespeare”, les dijo.
9. Fomentar el compromiso personal con la profesión
Primero, hay que leer mucho; segundo, hay que leer lo correcto. La lectura, habiendo declarado una inclinación por las letras, resulta ser la mejor herramienta para conseguir los dominios del lenguaje. Así como hay una ética, debe haber una estética a la hora de contar un cuento, lo que equivale a usar las técnicas narrativas adecuadas que garanticen la verdad y la hagan atractiva para la audiencia.
10. Estimular el contacto con la gente
El contacto con las personas es el factor que amolda a muchos de los buenos periodistas. Hay que rebelarse al ámbito con propuestas informativas más cálidas y estructuras narrativas más frescas. Hoy, cuando se le pide un consejo para los nuevos periodistas, cualquier buen contador de historias es categórico en la respuesta: “Que salgan a la calle, que se unten de barro, que hablen con la gente”.
Bienvenida siempre la Libertad de Prensa, pero que venga, ojalá, acompañada de mejores periodistas formados en la educación superior.
Contenido complementario
Te recomendamos leer los siguientes artículos sobre actualidad digital y comunicación