El Sistema Integrado de Transporte Masivo SITM Transcaribe no es suficiente para suplir la demanda de los cartageneros, y los usuarios, aún siendo conscientes de ello, prefieren acudir al transporte ilegal como alternativa para desplazarse. Las estrategias del Departamento Administrativo de Tránsito y Transporte DATT parecen no ser suficientes para disminuir o darle fin a esta problemática.
Según un informe de ocupación informal en el país realizado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE, de julio a septiembre de este año, la informalidad en la ciudad ha alcanzado el 62,7%, la cifra más alta entre las principales ciudades del país. Es decir, aproximadamente, 6 de cada 10 cartageneros ejerce un trabajo que no está regulado bajo un marco legal.
Entre estas ocupaciones se encuentra el servicio de transporte colectivo de carros particulares, considerado ilegal por autoridades como el DATT. A esto se suma que los taxis, que solo tienen autorización para el Transporte Público Individual (TPI), también suelen ejercer el servicio colectivo.
Sin embargo, este servicio tiene lugar en la ciudad porque existe una demanda: ciudadanos que necesitan transportarse de una manera ágil y eficaz.
¿Hay suficientes agentes de tránsito en la ciudad que regulen el problema?
Cartagena solo cuenta con 163 agentes de tránsito. El DATT alega que también existen facilitadores de movilidad que ayudan a descongestionar el tráfico, pero lo cierto es que estos últimos no tienen autoridad, por ejemplo, para interponer comparendos a los vehículos o requerir documentación de tránsito, lo que da pie a que prácticas como el servicio colectivo y la informalidad vehicular en las carreteras sigan teniendo vía libre.
Al año 2016, el entonces director de DATT, Edilberto Mendoza Goes, afirmó para Caracol Radio que la ciudad contaba con 160 agentes de tránsito en ese momento, y un total de 112.023 vehículos matriculados; lo que, proporcionalmente, sería igual a 1 agente de tránsito por cada 700 vehículos en el 2016. En el mismo sentido, ignorando el incremento en el número de vehículos en la ciudad en el año en curso y teniendo en cuenta los 125.408 vehículos que, según Cartagena Cómo Vamos, estaban registrados hasta 2020, con los 163 agentes que operan hoy, esta proporcionalidad equivaldría a 1 agente de tránsito por cada 769 vehículos en el 2022.
Ahora bien, con respecto al servicio colectivo por parte de vehículos particulares en la ciudad, según el DATT, en el lapso de junio de 2021 a junio de 2022, solo se elaboraron 18 informes por este tipo de infracción; de los cuales 13 cuentan con resolución de apertura de investigación y 5 se encuentran en estudio para determinar la viabilidad de la apertura y/o archivo de la investigación. Es decir, 13 aún están siendo investigados y 5 están siendo evaluados para determinar si son investigados o si son archivados.
La entidad gubernamental niega la posibilidad de registrar por zonas o localidades el número de infracciones que más se comenten. Sin embargo, a 2021, Janer Galván, actual director del DATT, manifestó que sectores como Bazurto, la Terminal de Transportes, la diagonal 32 (o calle de la San Buenaventura), la Bomba del Gallo, varios tramos de la Troncal y Bocagrande son algunas de las zonas con mayor congestión vehicular, precisamente zonas donde, según los taxistas, se ejerce más el servicio de colectivo.
Tomás*, el taxista entrevistado para este in forme, aseguró que las zonas donde hay más concentración de agentes son el Centro Histórico, Bocagrande y la Bomba del Amparo; y que los retenes que hacen en esos lugares solo se enfocan en aspectos como verificar que los conductores lleven puesto el cinturón de seguridad o porten el kit de herramientas; pero no se busca verificar si están ejerciendo el colectivo, sobre todo en los carros particulares.
¿Transcaribe es suficiente para movilizar a todos los ciudadanos?
Según el Informe de Calidad de Vida-Movilidad de 2021, realizado por Cartagena Cómo Vamos, a ese año, el SITM Transcaribe únicamente había implementado el 52% de las rutas diseñadas, cubriendo solo el 58% del área urbana de Cartagena; demostrando mayor déficit en la cobertura del sistema en zonas como las faldas de la Popa, el margen de la Ciénega de la Virgen y la zona industrial de la ciudad.
Ante la falta del SITM en esos lugares, donde incluso los taxistas autorestringen sus servicios, transportes como InDriver y el colectivo se vuelven una opción más rentable y asequible para los habitantes de esas zonas.
Ante el fenómeno de la informalidad e ilegalidad en el servicio público, la coordinadora de la oficina de transporte público, Digna Vargas, asegura que desde el DATT se han hecho campañas para contrarrestar o erradicar el servicio colectivo de taxis y de carros particulares en la ciudad. Sin embargo, cuando este medio le solicitó al DATT mediante un derecho de petición el recuento de esas estrategias, la entidad pública no respondió.
Por su parte, Tomás manifestó que en sus más de 11 años de labor solo ha sido testigo de una sola campaña del DATT contra el servicio colectivo de taxis. Comenta que la estrategia tuvo lugar en Bocagrande y se hizo porque el servicio colectivo estaba acaparando a los usuarios del SITM, puesto que estos preferían tomar un colectivo antes que esperar durante tanto tiempo el bus de Transcaribe.
Según el economista, analista y profesor de la Universidad Tecnológica de Bolívar, Jorge Alvis, “el sistema de Transcaribe no es suficiente para suplir al 100% la demanda que hoy se tiene, puesto que el mal estado y funcionamiento de los buses imposibilita el funcionamiento y eficacia en su totalidad del SITM”. Además, agrega que no hacen falta vías, sino más bien estimular el uso del transporte público.
Un ejemplo de la ineficiencia de Transcaribe son los “viernes sin motos”, que tiene lugar el segundo y cuarto viernes de cada mes, días en los que las motos no pueden circular con parrillero y tienen que ser conducidas por sus propietarios. Estos vehículos representan el 56% del total registrado en la ciudad y son el principal medio de transporte del 13% de los cartageneros según Cartagena Cómo Vamos.
La informalidad en el transporte
Desde el punto de vista del experto, el transporte colectivo representa oportunidades de empleo para quienes no tienen otras maneras de conseguir ingresos. Sin embargo, este servicio genera congestión vehicular en la movilidad, por ejemplo, al estacionar en diversos lugares a lo largo de un solo recorrido, al buscar o darle la parada a pasajeros; ocasionando problemas mientras intenta solucionar otros. Asimismo, Alvis sugiere que los taxistas deben acostumbrarse a competir con los InDriver, mejorar el servicio que ofrecen y mejorar la cobertura en la ciudad.
Tomás aseguró que se siente en desventaja con los InDriver con respecto al ámbito económico. Argumenta que los carros particulares no pagan impuestos y por eso ofrecen el servicio más barato, desplazando las tarifas plasmadas en las tarjetas de control de los
vehículos autorizados. Además, explicó que, en ocasiones, el gremio taxista se ve obligado a acudir a plataformas como InDriver para generar ganancias o, en su defecto, completar la tarifa de los taxis, en el caso de quienes no son propietarios de los vehículos.
Pero, por otro lado, resalta que, en cuanto a seguridad tanto para el pasajero como para el conductor, los taxis presentan más beneficios. Puesto que los protege el seguro de responsabilidad civil contractual que ampara a los pasajeros en caso de un accidente o perjuicio; seguro con el que no cuentan los vehículos particulares.
Sin embargo, según uno de los usuarios de colectivo e InDriver que este medio encuestó, los taxistas pueden ser groseros e imprudentes en la vía. Con esta afirmación concuerda Iván, el conductor de InDriver, e incluso Tomás, el taxista entrevistado. Este último argumenta que los administradores de las cooperativas son los culpables de que los usuarios tengan malas experiencias con los taxistas, puesto que son ellos quienes contratan a los taxistas que, según sus propias palabras, en ocasiones son “mal vestidos, mal hablados y ofrecen mal servicio al cliente”.
Por esta última razón, Iván considera que su servicio debería ser legalizado, puesto que, según él mismo y los usuarios encuestados, InDriver presta un mejor servicio que los taxis al tener tarifas más económicas, vehículos en mejores condiciones y cubrir la demanda que los taxis no cubren. Ante esto, el DATT deja en claro que el InDriver es un servicio ilegal y que no se contempla la posibilidad de funcionar bajo el margen legal.
Algunos usuarios coinciden en que los colectivos de taxis y el servicio de InDriver, en general, son más cómodos y más económicos que utilizar el transporte público. Aun así, de los 7 usuarios encuestados, 5 no conocían que el servicio de colectivo de taxis es ilegal. Esto lleva a cuestionarse si las estrategias, según sus propias palabras, que el DATT ha implementado en contra de este servicio en realidad están haciendo efecto en la ciudadanía y en los conductores.
Asimismo, con respecto a InDriver, 5 de los 7 encuestados sí conocía que este servicio es ilegal. Demostrando que prefieren utilizar un servicio ilegal que se ajuste a sus comodidades antes que uno legal, como el Transcaribe, que no las satisface.
Además, entre las principales razones de los usuarios que tomaban InDriver se encontraba la variable del precio, argumentando que los taxistas tienden a “cobrar de más”, y por otro lado, se encontraron justificaciones relacionadas a la personalización del servicio y a la confiabilidad, poniendo en ventaja a la plataforma de InDriver. Por último, 5 de los 7 usuarios sostuvieron que seguirán utilizando ambos servicios (el colectivo y el InDriver) sin importar su condición de ilegalidad.
El mototaxismo, el colectivo y el InDriver siguen vigentes porque el SITM no suple las necesidades de los usuarios en cuanto a comodidad y rapidez. Es ahí cuando los sistemas de transportes informales se hacen cargo de la demanda que Transcaribe no cubre, restándole sostenibilidad al transporte público para ofrecer un servicio de calidad. Pero es de esta carencia de la que se valen los colectivos, por ejemplo, para ejercer sus servicios; creando así un círculo vicioso.
Entonces, ¿qué hacer?
Ante la problemática, como primera medida, Transcaribe debería hacer una inversión en la mejora de su servicio, incrementando el cubrimiento del SITM en la ciudad y optimizando la frecuencia con la que los buses operan, por lo menos en las horas pico. De esta manera, los usuarios podrían preferir el transporte público masivo antes que el colectivo y el InDriver, ya que las variables de comodidad y precio ya estarían siendo suplidas por el SITM. Asimismo, el servicio colectivo entraría en decadencia al no tener tanta demanda.
Ahora bien, para solucionar la problemática con InDriver y suponiendo que lo anteriormente mencionado se cumpla, la solución está directamente relacionada con la mejora de los servicios ofrecidos por los taxistas: el porte de las tarjetas de control, donde aparece el precio de las carreras y el pago de la seguridad social; una selección más estricta de los conductores de taxis; y mejorar sus conductas viales, son algunas de las recomendaciones que ayudarían a solventar la situación actual.
Sin embargo, es necesario que el gobierno también involucre a las personas que antes se encontraban en el mercado informal (en el caso de conductores de InDriver y carros particulares que ejercen el colectivo) en la legalidad mediante políticas públicas que permitan involucrar a estos individuos, por ejemplo, en el sector del transporte público.
*Los nombres de las fuentes han sido modificados para proteger su integridad.